Una vez, por ahí, leí sobre un tipo particular de narrativa. La consigna era simple: en no más de dos oraciones, y teniendo como límite de las mismas el punto y seguido, escribir una brevísima ficción de terror. Acá mis primeros experimentos:
1)
V1: No era un sueño: Jonah abrió bien los ojos, y todos
los rostros que le devolvían la mirada en la oscuridad de su habitación le eran
familiares, y susurraban su nombre. Y sin embargo, luego de voltear una
fracción de segundo para prender la luz de su mesita de noche, ninguno de ellos
permanecía allí.
V2: Jonah abrió los ojos: los rostros de aquellos que lo
visitaban cada noche y susurraban su nombre le resultaban familiares. Pero
también, como cada noche, desaparecían cada vez que él prendía la luz.
2)
V1: Inquieto y turbado, se extendió en la cama hasta abrazar fuertemente el cuerpo un tanto frío de su esposa. Sonó su celular, alarmándolo: era ella, que le avisaba que su madre había empeorado y no podría volver a casa esa noche.
V1: Inquieto y turbado, se extendió en la cama hasta abrazar fuertemente el cuerpo un tanto frío de su esposa. Sonó su celular, alarmándolo: era ella, que le avisaba que su madre había empeorado y no podría volver a casa esa noche.
V2: Se dio cuenta que había estado transpirando en frío
mientras dormía otra vez, por lo que para tranquilizarse abrazó el cuerpo un
tanto frío de su mujer. Sonó su celular, alarmándolo: era ella, que le avisaba
que su madre había empeorado y no podría volver en toda la noche.
3)
Su frío aliento le hacía cosquillas en la nuca. Juguetonamente, se dio vuelta hacia el otro lado de la cama, encontrándola vacía.
Su frío aliento le hacía cosquillas en la nuca. Juguetonamente, se dio vuelta hacia el otro lado de la cama, encontrándola vacía.
4)
Ella se soltó de sus brazos, que la estrechaban con firmeza, para dirigirse a la cocina y buscar un vaso de agua. Sobre la mesada y escrita con su particular caligrafía torpe y apurada, una nota rezaba: “Lamento haber tenido que dejarte tan temprano, pero debía ir a trabajar. Puedes quedarte en la cama tanto como gustes :)”.
Ella se soltó de sus brazos, que la estrechaban con firmeza, para dirigirse a la cocina y buscar un vaso de agua. Sobre la mesada y escrita con su particular caligrafía torpe y apurada, una nota rezaba: “Lamento haber tenido que dejarte tan temprano, pero debía ir a trabajar. Puedes quedarte en la cama tanto como gustes :)”.
5)
Sus manos, frías incluso bajo el agua caliente de la ducha, se aferraron a su torso desde atrás. –Adoro cuando te abrazas a mí de esa forma- , le dijo. Desde la lejanía de la cocina, le llegó su dulce voz, que le preguntaba si le había dicho algo a ella.
Sus manos, frías incluso bajo el agua caliente de la ducha, se aferraron a su torso desde atrás. –Adoro cuando te abrazas a mí de esa forma- , le dijo. Desde la lejanía de la cocina, le llegó su dulce voz, que le preguntaba si le había dicho algo a ella.
6)
No había nada que disfrutara tanto como su compañía durante las noches. Excepto cuando recordaba aquella fatídica tarde en la que ella había muerto, tres años atrás.
No había nada que disfrutara tanto como su compañía durante las noches. Excepto cuando recordaba aquella fatídica tarde en la que ella había muerto, tres años atrás.
7)
Quería atribuir todo lo sucedido aquella noche a un mal sueño, pero su mente seguía recordándole con dolorosa insistencia que en ningún momento se había acostado a dormir.
Quería atribuir todo lo sucedido aquella noche a un mal sueño, pero su mente seguía recordándole con dolorosa insistencia que en ningún momento se había acostado a dormir.
8)
Ella puso sus dos manos en su rostro. Él nunca pudo explicar porqué, aún sabiendo eso, había sentido como otra mano le acariciaba suavemente la espalda.
Ella puso sus dos manos en su rostro. Él nunca pudo explicar porqué, aún sabiendo eso, había sentido como otra mano le acariciaba suavemente la espalda.